martes, septiembre 26, 2006


Como un suave beso que se consume, la llama de la agonía espiritual me lleva a hundirme, creando un mundo irreal, confuso y mefítico, en donde las falsas fantasías crean figuras etéreas que se diluyen en el tiempo, se forman y se trasforman, quedando grabadas en la nada.
Son sólo sombras frías en decadencia y total soledad y me observan cortándome la piel con furia perniciosa, cosumiéndo mi sangre ávidamente, confundiéndome, levantándome y dejandome caer en el estupor, creándome la ilusión de algo inexistente. Sólo la luz de la luna llena, que cubriéndome con su velo me solaza, me acaricia con cada destello y baña mi cuerpo en decadencia, cuerpo que se desintegra rápidamente en esta eternidad. Son los soles que deslumbran a la humanidad por los que mueren sin entender por qué están aquí. Somos sólo humo.
Somos como la niebla que se crea y se esfuma en el espacio infinito, donde se extingue y jamás vuelve a ser la misma en este primitivo ciclo; Soy como el doliente murmullo de la alondra. Soy como el ulular del búho que sólo se escucha momentáneamente, se esfuma en la obscuridad y se pierde en la lejanía. Estoy sumergido en un profundo abismo y no puedo salir de ahí.
Al fin y al cabo, es donde voy a terminar, voy a desaparecer sin dejar huella de mi existencia. Soy sólo un sonámbulo que deambula. Como el humo me desvaneceré y ya no importaré más. Consumido por el fuego... Sólo cenizas...
Sólo humo...
Sólo un murmullo...
Sólo nada...
Espero mi ablusión.