martes, enero 08, 2008

Un trato...

Fabián tomó el teléfono inalámbrico de encima del escritorio en su estudio. Titubeaba un poco acerca de marcar o no. Tres meses atrás lo había abandonado su esposa al descubrirle un cajón lleno de videos con pornografía infantil y ahora sentía un vacío en su vida, y un gran miedo con respecto a lo que pudiese ocurrir después de hacer esa llamada. Volvió a dejar el teléfono en su lugar y fue hacia la sala de su casa, nada modesta. Abrió un gran mueble en el cual alojaba un sin fin de libros, (entre literatura clásica, tratados filosóficos, libros de medicina, contabilidad, historia, entre otros) los cuales en su momento había tenido la oportunidad de leer. De las puertas que abrió, sacó una botella de whisky y se sirvió un vaso, fue a sentarse frente a una pintura donde un macho cabrío seducía a una joven, era extraño que esa obra ocupara un espacio importante en la sala de su casa. Después del tercer trago, regresó por el teléfono e hizo la llamada.
-Servicios ejecutivos- Contestó una dulce voz detrás del teléfono.
-Bueno- Sonó la grave voz de Fabián- Deseo solicitar sus servicios.-
-Y, ¿Desea algo en especial?-
-Sí, de hecho me encantan las mujeres rubias, un poco robustas, no gordas; ojos claros y con un aspecto ligeramente vulgar... preferentemente menor de 20 años.-
-Lo más joven que le puedo enviar debe ser de 18 años- Sentenció la telefonista.
-Está bien, pero ¿Podrían hacer que se viera un poco más joven?-
-Sí podríamos,¿Desea que use algún tipo de atuendo en especial?-
-Sí, me gustaría que usara un par de trenzas en el pelo, gafas de preferencia, push up, camisa blanca un poco transparente, como las que se usan en los uniformes escolares - Y mientras describía todo esto comenzaba a tener una erección con sólo imaginársela -...medias hasta la mitad de los muslos, falda corta y zapatos de colegiala.-

La mujer del otro lado del teléfono, se quedó realmente sorprendida, el hombre que ahora hablaba, le había descrito el perfume que le gustaría oler, el color de uñas (en pies y manos), así como el labial (negro), el maquillaje un poco sombrío que solicitó y la manera en como quería que la chica llegara...-Quiero que llegue diciendo que se siente desprotegida por algo y que solicite mi ayuda.- Sin duda, se dijo la que atendía, este hombre tenía perfectamente planeada su fantasía.
-Una última cosa- Ordenó Fabián –La chica tiene que estar preparada para ¡CUALQUIER COSA!- Y fue muy enfático al especificar esto último.
-Bien- Le contestó de nuevo la misteriosa y dulce voz -Eso le saldrá en $1500. por la chica y $1000. más por el servicio prestado, me permite su número de tarjeta por favor.-
-Claro es el 87..., de Ban...-
-De acuerdo, Cuál es su nombre y teléfono?-
-Fabián Dulche, 4......-
-Muy bien, su chica estará ahí aproximadamente en 2 horas.-
-¿Tardará tanto?-
-Disculpe señor pero el servicio que pidió es muy especial, tardaremos un poco en caracterizarla. Ahora, ¿me puede dar su dirección?-
-Av. Co.... número 49....-
-Ups, entonces tardará un poco más.-
-Está bien- Dijo Fabián resignado –Yo espero.-
-Gracias por solicitar nuestro servicio, le aseguro que no se arrepentirá.-

Inmediatamente después de colgar el teléfono comenzó a preparar su casa para cuando llegara su caro capricho. Con unas cortinas negras oscureció su cuarto y lo adornó con candelabros que sostenían velas de todos colores, prendió un poco de incienso, puso algunas cuerdas sobre la cama y música extraña distribuida en 5 discos compactos puestos a la vez en su modular.

Oyó que tocaron la puerta y se exaltó, habían transcurrido ya 2 horas desde que había colgado el teléfono sobre el escritorio de madera tallada ubicado en su estudio. Caminó tembloroso a abrir, e incluso al llegar a la puerta pensó en no hacerlo, pero recordó que de todas formas su tarjeta ya había pagado el servicio. Organizó por última vez en su mente todo cuanto había planeado hacer y por fin abrió la puerta que tan insistentemente era golpeada.
-Hola, buenas noches- La voz provenía de una boca color negro con labios sumamente incitantes.- Disculpe la molestia, mi nombre es Julieta y mi carro se descompuso, quería ver si usted me podría prestar su teléfono. Comprenderá que estando prácticamente fuera de la ciudad me sería muy difícil encontrar uno público.-

Fabián quedó sorprendido de la inventiva de la chica y comenzó a inspeccionarla de arriba abajo; salvo por el color de cabello y ojos (que eran oscuros y pensó que se veían mejor así) todo era tal como lo había solicitado. Dispuesto a seguir el juego contestó, -Bueno, en realidad no estamos fuera de la ciudad, en los límites si, pero no fuera.-
- Disculpe si le pareció fuera de lugar mi comentario...-
-No, no de ninguna manera, pase usted y use mi teléfono por favor.-
-Gracias, Por dónde?- Preguntó al ver que el tipo de cabello rojo y pelo sobre la cara tal como la usanza de Luzbel, no parecía pretender moverse de la puerta invadido por un raro nerviosismo.
-Perdón, por aquí.- Dijo indicando el camino con su mano, acto seguido, cerró la puerta y condujo a tan enigmática belleza a través de la sala hasta llegar al estudio donde le prestó el mismo teléfono que había usado él.

La chica marcó siete dígitos y comenzó a hablar.-Joel, soy Julieta, mi coche se descompuso, estoy en Av. Co..... número 49....., por favor vení buscame en cuanto llegues y escuches este mensaje.- Al colgar el teléfono volteó hacia Fabián, -La contestadora, usted sabe.-
- Si, claro.-
- Pero..., que impertinente soy, le he dicho a mi novio que pase a recogerme aquí sin preguntarle a usted si saldría o estaba por acostarse, es que, usted sabe, los nervios.-

Fabián miraba con gran excitación los labios de Julieta y pensaba que su fantasía se enriquecía cada vez más.
-No se preocupe, para mí sería un honor atenderla.- Dijo en tono complaciente.
-Entonces, ¿No le molestaré?- Sonó una voz tan cándida e infantil como sensual.
-No, no hay problema. ¿Gusta tomar algo mientras "esperamos a su novio"?-

La chica accedió y ambos se dirigieron hacia la sala, allí pidió Fabián a Julieta que lo esperara un poco y fue escaleras arriba en busca del vino tinto. Estando en su cuarto se apuró a encender las velas y el modular en el cual empezó a sonar una música que creaba un ambiente seductor y amedrentador al mismo tiempo.

Los oídos de la joven comenzaron a registrar las sugestivas notas, atraída por una curiosidad insana, comenzó a subir las escaleras de mármol que, en un momento, doblaban hacia la izquierda sin ningún tipo de descanso en la construcción, tomada del pasamanos fabricado con madera a modo rústico. Por fin llegó al segundo piso después de 39 escalones y su curiosidad incrementó al ver que la música provenía de una habitación que desprendía una luz tenue y un extraño olor bastante inquietante. Se acercó con temor llevada por una rara sensación y de pronto se vio dentro de aquella alcoba decorada de una manera un tanto antigua; muebles de madera muy garigoleada, una cama de latón con barrotes en la cabecera, rodeada por una tela blanca casi transparente. A cada rincón que volteaba encontraba, azorada, un nuevo y sorprendente objeto, al volverse hacia la puerta, encontró parado en el umbral al hombre de satánico aspecto y dio un salto hacia atrás asustada.
-¿Qué pasa?- Preguntó Fabián
-Disculpe, yo sólo sentí curiosidad y..., le aseguro que no he tocado nada.-
-No te preocupes, confío en vos.-
-¿Qué es esa música?-
-Es un grupo que me encanta, su música es mezcla medieval y new age, me parece excitante.-
-Igual a mí, de hecho eso fue lo que me atrajo al principio, pero al llegar aquí descubro que toda la alcoba tiene el mismo toque de la música.-

Fabián alzó un par de copas y le ofreció vino. Sirvió en ambas hasta el borde y brindó.
-Por el toque de la alcoba.-
-Salud.- Contestó Julieta.
Terminados los tragos de un sorbo, el propietario de la casa preguntó. -¿Te fijaste en el jardín de la entrada?-
-No, en verdad venía muy alterada, pero podría mostrármelo.- Y se acercó a la puerta dispuesta a salir.

Fabián la detuvo, -No desaproveches antes la oportunidad de verlo desde mi ventana, te aseguro que la iluminación es perfecta para hacer resaltar su esplendor.- Y con estas palabras la condujo de la mano hacia el gran ventanal que había en la sombría alcoba.

La tomó por la cintura colocándose detrás suyo y abrió los cristales de par en par. Un viento gélido atravesó hacia ellos y Julieta instintivamente se refugió en los brazos de Fabián que la recibió tiernamente y volteándole el rostro le beso los negros labios, bajó luego al cuello y comenzó a mordisquearlo y succionarlo fuertemente mientras le acariciaba por debajo de la blusa los firmes y juveniles senos. Ella, aún de espaldas hacia el luciferezco seductor, se sentía sorprendida y excitada a la vez. Las caricias de aquel hombre de instinto vampírico, mientras tanto, habían hecho un viaje ya encontrándose ahora bajo la falda de la joven, "Esto vale más de lo que me costó" pensaba al sentir el satín de las pantaletas ya húmedas entre sus dedos.

Julieta expedía unos tímidos pero exaltados gemidos que comenzaban a enloquecer a Fabián que, con un rápido movimiento, aventó a "su víctima" a la cama, donde se hecho sobre ella para arrancarle los botones de la blusa con un solo tirón y, después de bajarle el sostén, succionar y morder sus senos, ella gritaba a cada mordida que le daban y tiraba arañazos que iban a parar a la espalda del hombre que por cierto los disfrutaba. Sin embargo, le propinó una bofetada que hizo volar los lentes de la chica hacia el suelo y, tomándola de los cabellos ya desenmarañados, le besaba furiosamente la boca, cuando de pronto las negras uñas largas hicieron una herida en la mejilla d Fabián que lanzó un apocalíptico grito.
-¡¡Perra!!, ¡Maldita perra!, Sabía que esto iba a ocurrir, te dije que vinieras dispuesta a todo, ahora tendré que tomar medidas drásticas.-

Y dicho esto, tomó las cuerdas que había preparado y le ató las manos a los barrotes de la cama.
-¡Suélteme, usted es un hombre enfermo!, ¡Esto no es normal!-
-Y, dime ¿Qué es normal?, ¿Qué una niña como tu sea una puta?-
-No, por favor suélteme.-
-¡¡Cállate ya!!- Gritó Fabián al tiempo que descargaba una serie de golpes a la cara de Julieta. El hombre estaba metido en su fantasía, todo lo había planeado así, "sexo salvaje con una casi niña" se había dicho. Y verla así; llorando, suplicando, semidesnuda, con una inocencia y sensualidad perfectamente combinadas, le abría más el apetito de hombre sátiro.
-Y ahora, viene lo mejor.- Rió el pelirrojo.

Metió una mano bajo la falda de la mancillada joven y, de un fuerte jalón muy doloroso para ella, arrancó las pantaletas. Esto produjo en la chica un grito ahogado en sollozos.

El hombre, ciego de furia e insana alegría, comenzó a introducir dos dedos en la vagina de aquella que no sabía si experimentaba dolor, angustia, miedo o "placer".

Con un pequeño esfuerzo, Fabián alcanzó la sustancia lubricante que había colocado en la mesa de luz y la trajo hasta él con la intención de violar a la chica por el recto. Como ella pataleaba mucho, tuvo que desocuparse de lo que estaba haciendo con sus dedos para tomarle los pies y calmarla por la fuerza. Tomó con la otra mano un poco de la resbalosa solución y la untó en el objetivo a atacar, después se puso un poco en el miembro y abriéndole bruscamente las piernas a Julieta, comenzó a practicar con ella sexo anal. Los alaridos de dolor inundaban la habitación y esto excitaba de forma muy irregular a Fabián, quien de nuevo comenzó a morder los senos y el cuello de Julieta. Esta situación duró veinte minutos, después de los cuales, la chica quedo sobre la cama, atada y desmayada y su fiero atacante fue al baño a lavarse la cara y la boca llenas de sangre y el miembro lleno de suciedad. Sonó el teléfono, ese que no había sido usado desde que la chica marcó siete dígitos en el para hablar con una contestadora. Fabián lo contestó, está vez tomó el auricular en su habitación.
-¿Si?-
- Bueno, ¿es usted Fabián Dulche?- Preguntó una voz femenina que reconoció.
- Así es señorita. Quiero agradecerles su envío, estuvo fabuloso, solo espero no haber sido demasiado brusco, por ahora está descansando.-
-Perdón señor, pero nosotros no habíamos aún mandado a nadie. Incluso llamo para disculparme a nombre de Servicios Ejecutivos, pero es que a su chica tuvimos que teñirle el cabello, la única que teníamos con las características que pidió tenía el cabello oscuro. Ya hacía 15 minutos que marcaba hacia su casa pero nadie me contestaba, solo me queda rogarle que espere un poco, la chica ya salió para allá hace 20 minutos. Por supuesto le haremos un descuento por la espera, hasta pronto. Bye.-

La sangre de Fabián Dulche se heló al voltear a la cama y ver a una joven con el cuello llenos de heridas, la cara molida a golpes, las piernas llenas de hematomas, la respiración forzada y flemática, con una hemorragia considerable de entre las piernas, detrás de las piernas y además inconsciente desde hacía 10 minutos. Colgó el teléfono de manera casi mecánica y se arrodilló junto a la cama. Hundió su rostro en el vientre de Julieta y comenzó a llorar con cierto temor.

Para cuando sonó fuera de la casa el motor del carro de Joel, Fabián ya había desatado las manos de Julieta usando las cuerdas para estrangularla, dejándola con los ojos bien abiertos en plena súplica de no ser asesinada, acto hecho por su último suspiro, antes de escupir aquella bocanada de sangre casi coagulada.

Por su parte, él quedó sentado en un gran sillón de la sala, de frente al cuadro de la seducción del macho cabrío , con los brazos colgados a los lados, y en la mano derecha se derramaba una copa de whisky que apretaba fuertemente por el "rigor mortis" que le había regalado medio frasco de estricnina que caía al suelo mezclada con el licor.

Cuando Joel llamó a la puerta nunca obtuvo respuesta. Ni él, ni la chica rubia de aspecto ligeramente vulgar y lúgubre que llegó saludándolo diciendo llamarse Venus.