Un rosario en su cuello y de negro ataviada.
Su mirada tras un velo...
Me contempla sin decir nada.
-¿Qué es lo que te sucede?
-Le pregunto, y me dice:
-¿Te molesta que me quede?
Afuera el viento gime...
Me contempla en silencio,
y su rostro descubre.
Comprendo que un secreto
dentro de su alma esconde.
-Han sepultado a papá hoy-
Me dice, sollozando.
-Tan afligida estoy.
Una lágrima desciende a sus labios.
La llevo hacia mi cuarto, tomando su cintura.
Sensual y deseable viuda...
Sus sollozos me tienen harto.
Le digo: "Cuánto lo siento",
mientras contemplo sus piernas...
Me excitan sus medias negras.
Sus ojos dicen: "No entiendo."
-Te voy a consolar-, le susurro, sonriendo,
y se deja besar...
Y entre beso y beso, la desnudo.
De pronto echa a llorar
y se aferra al rosario,
sin dejar de implorar: -perdón por este acto impuro-.
¡Ella lloraba!
¡Ella lloraba mientras la poseía!
¡Mientras yo reía y gozaba al poseerla,
ella me maldecía, me maldecía...!